martes, 17 de febrero de 2009

RADIOS COMUNITARIAS

“Cuestión de identidad"

Aguante la FM 88.1. La radio del barrio”. La frase escrita con fibrón sobre la pared convive con imágenes de Evita y algunos mensajes de amor que los vecinos dejaron en su paso por los pasillos de la FM Bajo Flores. Tantas huellas personales en un lugar tan chico y humilde tal vez pueda entenderse como una forma de reafirmar el vínculo entre emisores y receptores, cuyas vidas transcurren en las mismas cuadras.
Las llamadas radios populares o comunitarias nacieron en nuestro país en la década del 80, con la instauración del régimen democrático. El fenómeno fue toda una novedad, aún cuando en otros puntos de Latinoamérica ya contaban con más de 40 años de vida. La “explosión” del fenómeno tuvo su pico entre 1987 y 1989: mientras la sociedad civil tenía acceso a nuevas tecnologías, el sistema de medios quedaba polarizado entre emisoras privadas/comerciales y estatales/gubernamentales.
De acuerdo a un informe elaborado por la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica, en julio de 1989 el Comité Federal de Radiodifusión (Comfer) tenía registradas para todo el país 175 radios comerciales y otras 91 administradas por el Estado. Fuera de este registro, existían entre 2.000 y 3.000 antenas que funcionaban sin licencia o permiso legal. Auspiciadas por partidos políticos, cooperativas, Ongs, agrupaciones estudiantiles y otras organizaciones sociales, fueron el lugar donde los “sin voz” construyeron su espacio.
Políticas neoliberales mediante, varias emisoras dejaron de transmitir. Pero las que consiguieron sobrevivir y las que se fueron sumando más tarde mantuvieron su carácter barrial y su concepción de instrumento de cambio social. Algunas de ellas son Radio La Ranchada de Córdoba; FM de la Azotea de Mar del Plata; Radio Ahijuna de Quilmes. Entre ellas, una se distingue por diversos motivos: la Radio Comunitaria FM Bajo Flores, que transmite desde uno de los barrios más pobres de la ciudad de Buenos Aires, la villa 1-11-14. “Empezamos a transmitir en el ’90 o ’91, en la cocina del comedor infantil Enrique Angelelli, con una propaladora en el techo”, recuerda Eduardo Nájera, uno de los fundadores y actual coordinador de la señal. Nájera también trabajó en FM Sapucay de la Villa 21-24 de Barracas y en FM Mugica de la Villa 31 de Retiro.
Al igual que muchas de sus antecesoras, FM Bajo Flores surgió como consecuencia de la militancia política. A partir de su trabajo con la comunicación a nivel comunitario, sus integrantes descubrieron cómo ocupar los espacios vacíos dejados por la política en los 90 y, también, cómo convertirse en un portavoz de la resistencia. Ya instalada como punto de encuentro social y cultural para los vecinos –también realiza talleres de formación en sus instalaciones–, se constituyó como asociación civil y se integró a Farco (Foro Argentino de Radios Comunitarias).
En el 2003, la FM del barrio fue refundada. Cuenta Nájera: “Encaramos el trabajo de crear nuevos ámbitos y comenzamos a producir contenidos propios, haciendo hincapié en lo local pero vinculándolo al sur de la ciudad. Nuestra mirada es siempre la de los sectores populares, porque la comunicación es popular cuando son los sectores populares los que la construyen y la llevan adelante”.
En su inmensa mayoría, la identidad de las radios comunitarias que tomaron de prepo el aire en los 90, se construyó alrededor de proyectos de cambio social, confrontando no solo un modelo comunicacional sino también un modelo de sociedad. “Nosotros somos vecinos que utilizamos nuestro derecho a trabajar la comunicación. Y lo hacemos porque queremos otro modelo de país”. Mirta Quiles

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