sábado, 12 de marzo de 2011

Jóvenes del mundo nuevo



Ser joven no siempre es bueno por que es el momento de mayor indefinición y mayor falta de compromiso. Es real esto si creemos que los jóvenes delincuentes son la lacra de la sociedad. Los jóvenes son muy poco responsables en sus tareas escolares. Algunos se drogan y hasta han llegado a contagiarse enfermedades graves por no tomar precauciones. Muchas mujeres jóvenes, casi niñas,  se embarazan cuando aun ni tienen edad para dejar la adolescencia. Hay un porcentaje de jóvenes que han dejado la escuela y no tienen intención de seguir estudiando a pesar de no trabajar. Los jóvenes salen durante el fin de semana y vuelven de mañana borrachos, cuando no terminan en una guardia del hospital por pendencieros.
Ser joven en realidad es estar en medio de ser niño y adulto. Es una etapa donde se cree que se puede todo y lo más importante es la amistad. Cuando se es joven lo importante pasa por compartir el tiempo con los queridos, que no siempre son de la familia. Pero esto no es tan malo. Pues conozco jóvenes que se han pasado los días juntos desde la mañana hasta la noche con sus amigos compartiendo una actividad, pintaron mil escuelas. Y no solo eso por las noches prepararon carteles, pasacalles tomando mate y riendo; planificando no se que festejo con una torta gigante en Plaza de Mayo. Estos jóvenes son también los que coparon  esa misma plaza y sus adyacencias cuando se les fue el líder y les quedo la guarda de la líder, y la cuidan. Jóvenes que apoyan día a día el avance del modelo que empezó en 2003.
Se juntan en las escuelas secundarias y en las universidades para pedir mejores condiciones para estudiar, para ellos y para todos. Estos jóvenes estudian, trabajan y dan de su tiempo para el beneficio de otros. Se agrupan para luchar por el bien común, entendiendo que no son parte de la política barata de antaño sino que son la herramienta fundamental que construye un mundo nuevo.
En cada una de las organizaciones de adultos floreció una organización de jóvenes y no solo eso, son más fuertes, más activos y contagian, emocionan  a todos los que los ven.
“A los jóvenes les digo que sean transgresores, opinen, la juventud tiene que ser un punto de inflexión del nuevo tiempo”, les dijo el sabio antes de dejarlos. Los instruyó para que sepan que el país se construye entre todos y es para ellos, para sus hijos y sus nietos y que es responsabilidad de los jóvenes tener un futuro mejor. Ellos entendieron el mensaje y están trabajando para cambiar el presente y obtener un hermoso futuro feliz en una Argentina mas justa, libre y soberana.
A los jóvenes no hay que tenerles miedo, no hay que prejuzgarlos. A los jóvenes de nuestro tiempo, de nuestro país hay que admirarlos.
Marcelo Sordi

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